lunes, 9 de diciembre de 2013

Publicado el 12/09/2013 08:50:00 a. m. por con 0 comentarios

Nelson Rolihlahla Mandela, 1918-2013


1994, regreso de Mandela a su celda en Robben Island. 
Foto de Jurgen Schadeberg
El pasado jueves 5 de diciembre murió en Johannesburgo Nelson Mandela, una de las figuras más unánimemente respetadas del siglo XX. Abogado, activista, prisionero, presidente de la República de Sudáfrica entre 1994 y 1999, su vida muestra una infatigable dedicación a la lucha por la dignidad y la libertad humana.

Mandela, durante 27 años el prisionero 46664, fue encarcelado por sus actividades contra el apartheid, el sistema de segregación racial sudafricano. Este sistema otorgaba distintos derechos a los individuos según su raza y establecía un registro racial obligatorio bajo control del gobierno. El derecho al voto estaba limitado, los matrimonios interraciales prohibidos, ciertos distritos de las ciudades solo podían ser habitados por los blancos, se prohibía la compra de inmuebles a los negros o se delimitaban zonas diferenciadas en playas, escuelas u hospitales. El refrendo legal a este sistema estuvo vigente hasta el año 1994.

Tras estudiar derecho, ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC) participando en múltiples actos de protesta social, como por ejemplo, las campañas de protesta contra el pase que impedía la libre circulación de los negros. Pasó a la clandestinidad pero en 1962 fue detenido y condenado a 3 años de cárcel por incitar a la huelga. Estando en prisión volvió a ser juzgado en 1964 y fue condenado a cadena perpetua acusado de conspiración contra el gobierno. Se convirtió en el preso político más famoso ya que el gobierno desoía una y otra vez las peticiones internacionales para que lo liberaran. 

Finalmente en 1990 fue liberado y continuó reclamando el derecho a unas elecciones justas, con el lema un hombre un voto. Probablemente su mayor logro fuera el liderar unos de los procesos de reconciliación más sorprendentes de la historia reciente. Durante 4 años fue presidente del país y llegó a ser reconocido incluso por sus antiguos enemigos como un símbolo del país. Para muchos otros se convirtió en una figura de referencia por su compromiso y su entrega hacia la causa de los derechos humanos.

Hasta siempre, Madiba.

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